Empezamos la semana con el tercer resumen mensual de las partidas jugadas con La Jefa. Hoy ha sido semana tranquila tranquilo por algo que os contaré más adelante y que me gustaría saber si he sido el único al que le ha ocurrido algo parecido. Vamos con los juegos.
7 WONDERS: DUEL
El sábado por la mañana toco sesión doble a este clasicazo de juego para parejas. 7 Wonders: Duel traslada el formato de su hermano mayor, 7 Wonders, con gran acierto. Estamos ante un juego de draft de cartas escogidas desde una estructura de cartas solapadas y de set collection. El objetivo del juego es ir haciendo crecer nuestra civilización mediante las cartas que podemos escoger y construir desde la estructura de cartas solapadas central. Estas cartas representan diferentes aspectos del desarrollo de tu civilización, como recursos, ciencia, poder militar o cultura y otorgan puntos al final de la partida. Pero no todo se basa simplemente en ver quien escoge las cartas con más puntos. El juego también permite la posibilidad de obtener la victoria de manera instantánea mediante dos opciones: poderío militar o progreso científico. De este modo, no solo tenemos que concentrarnos en hacer crecer nuestro imperio sino también en no descuidar los movimientos del rival.
Sacamos el juego básico, sin ninguna de sus dos expansiones para aprovechar y hacer la reseña esta semana. Tanto a mi como a La Jefa nos sigue pareciendo una joyita, especialmente si buscáis un juego para parejas. Entretenido, tenso y con muchísima rejugabilidad. Para mi gusto tiene un pequeño lunar que lo aleja de la perfección y que jugando con una de sus expansiones, 7 Wonders: Duel – Pantheon, se disimula mucho: la capacidad de control. Puede ocurrir, porqué ya os digo que no es siempre así, que haya momentos en los cuales vuestra derrota dependerá totalmente del azar. Especialmente en la última era. Esto es debido a que en la estructura central hay cartas que no están destapadas hasta que se quitan aquellas que la cubren. Esto provoca que se den situaciones puntuales en las cuales estés obligado a escoger siempre una carta sin saber que hay debajo. Y cuando no tienes más opción que hacer esto varias veces seguidas…
Esta situación se repitió en las dos partidas. En la primera, La Jefa se la jugó a vencer por cartas militares y yo opté por la opción científica. Llegamos a la era III con opciones para los dos, aunque con ella por delante en el marcador de puntuación. Necesitaba una única carta de ciencia para obtener la victoria pero me encontré en la situación que comentaba. Verme obligado a ser yo el que destapara las cartas y dejándole siempre a La Jefa el control de que hacer con la carta revelada. Tres cartas destapé que me daban la victoria y tres veces que La Jefa me las quitó. Victoria para ella por puntos, 68 a 47.
Jugamos la revancha y ella volvió a optar por la vía militar (empiezo a pensar que es una mujer un poco bélica…). Yo, por cambiar de estrategia, me concentré en ganar puntos mediante las cartas de cultura. Íbamos bastante igualados en la era III pero con ella presionando de nuevo en el marcador militar. Se repitió el escenario pero con distinto objetivo. Volvía a estar obligado a destapar cartas y una única carta militar me condenaba. Cosa que ocurrió. Victoria militar para La Jefa y 2-0 en el marcador global del juego.

BARONY
La jornada continuó con Barony, juego abstracto con un corte muy táctico y estratégico. El objetivo del juego es alcanzar una meta de puntos, que podremos obtener mediante la construcción de ciudades o el cambio de unas fichas por puntos de manera directa. Colocaremos un tablero con piezas modulares dispuestas al azar y luego, los jugadores distribuirán tres ciudades por el tablero con algunas restricciones, además de colocar un caballero en cada una de estas ciudades. En cada turno los jugadores podrán reclutar caballeros para luego desplazarlos por el mapa. Estos caballeros servirán para construir aldeas (que se podrán convertir en ciudades) o fortalezas, o para reclamar territorios que tengan nuestros rivales. Cada vez que construyamos una estructura, obtendremos una ficha que se podrán utilizar para desplazarnos por el marcador de puntos.
La partida comenzó con un tablero dispuesto de tal modo que se crearon varios cuellos de botella, entre lagos y montañas. El control de estos puntos fue clave para el desarrollo del juego. La Jefa colocó dos de sus ciudades asegurándose una buena zona de terreno libre pero se equivocó con su tercera ciudad, colocándola en una zona de poco valor estratégico. Por mi parte, coloqué dos ciudades cerca de su zona de interés y la tercera cerrando una porción del mapa. Sin que se diera cuenta, encerré una de sus ciudades con mis piezas en los primeros turnos, haciéndola inútil para el desarrollo de la partida. Muy inteligentemente, utilizó una acción especial, la expedición, que le permitía colocar un caballero en un borde del mapa para expandirse desde ahí. De este modo intentaba paliar mi dominio del territorio presionando una de mis ciudades. Yo opté por dejar que me comiera terreno pero disimuladamente preparé la contraofensiva, colocando mis caballeros cerca de una de sus ciudades. Invadí en un ataque relámpago sus aldeas con mis caballeros, quitándole no solo los edificios sino las fichas con las que contaba para ganar. La ventaja de este movimiento me dio margen para proclamarme vencedor.
Barony es un gran juego táctico, muy sencillo de explicar, con reglas fácilmente asimilables y con mucha rejugabilidad gracias a los tableros modulares. No sale más a mesa porque a La Jefa los juegos de confrontación directa no le apasionan. Una lástima, porque me parece un juego entretenidísimo.

DUNGEON PETZ
Ya en la mañana de domingo estrenamos Dungeon Petz, de Vlaada Chvatil. Juego que mezcla varias mecánicas, como la colocación de trabajadores, gestión de mano y las subastas. En este juego, seremos los líderes de una familia de diablillos que han perdido a su amo de la mazmorra. Sin saber que hacer, deciden fundar una tienda de venta de mascotas. Como líder de nuestra familia de diablillos nos tendremos que encargar de administrar nuestra tienda. Compra de jaulas, de las propias mascotas, todo tipo de accesorios para mejorar la jaula o a nuestros esbirros,… Y luego están estos bichos, las mascotas, que tienen necesidades que satisfacer. Querrán comer, querrán jugar, se desfogaran e intentaran romper la jaula donde están, tendrán caquita,…
El objetivo del juego será intentar satisfacer las necesidades de nuestras mascotas para luego exhibirlas y/o venderlas en el pueblo, lo que nos otorgara puntos de reputación, proclamándose vencedor aquel que obtenga más renombre de entre todos los jugadores. Un juego con una ambientación sublime. Hacía mucho que no me sentía haciendo lo que se supone que la descripción del juego te dice que eres. Después de jugar tengo claro que jamás montaré una tienda de animales.
Fue nuestra primera toma de contacto y fuimos un poco a ciegas. Una partida bastante dura para los dos. Consultando un montón de veces el manual por dudas que nos iban saliendo en cada turno, lo que ralentizo el juego mucho. No fue hasta las dos ultimas rondas que no le pillamos el truco al juego y empezó a fluir con rapidez. La jefa aprovecho para en estas dos ultimas rondas vender a muy buen precio un par de mascotas y sacarme mucha ventaja. Yo me equivoqué constantemente, malvendiendo dos mascotas y dejando escapar a una de ellas por el desconocimiento de una de las normas. Un desastre. Victoria para ella por 60 a 38.
Tengo que decir que el juego nos ha encantado pero la primera toma de contacto ha sido durísima. El juego tiene tantas opciones que la cabeza parece que te va a explotar. No se si fue cosa del día o de la estructuración del reglamento, pero creo que es la primera vez en la cual me sentía perdido en un juego. Dudas constantes en casi cada turno, haciéndome consultar una y otra vez el manual buscando explicaciones. El resultado fue esa derrota y un dolor de cabeza que me hizo claudicar en lo que quedaba del día. Eso si, al acabar las sensaciones fueron fantásticas pero a priori no me parece un juego que sacaría a todo el mundo. El inicio se hace difícil, aunque con el paso de las rondas se ve todo el bosque y no resulta tan complicado de «empezar a jugar». Dominarlo es otra historia. Tendremos que seguir echándole partidas y volver a repasar el reglamento por si soy yo el que ha tenido un mal día.

Con esto acaba esta crónica semanal. Espero que la hayáis disfrutado tanto como yo contándooslas. Un abrazo y hasta la próxima.